Artesanías y gastronomía
Santa María del Río es conocido internacionalmente por sus seculares tradiciones artesanales. Entre ellas destacan los tejidos, en especial el del rebozo, la cestería, la elaboración de cera escamada, la fabricación de muebles y objetos taraceados de madera de cedro y pino, así como la elaboración de muebles de mezquite.
Rebozo
Es importante mencionar que nuestro pueblo, al ser pueblo de artesanos y su pieza distintiva es el rebozo, es éste, como dice la canción “mi santa maría” del compositor Abraham González, “sus rebozos de fino empuntado, son famosos en el mundo entero”, frase el día de hoy más que válida, pues esta prenda es representativa del arte popular de México en exposiciones internacionales, es por esto que desde hace mucho tiempo se le conoce como “la cuna del rebozo”, ya que esta prenda se elabora artesanalmente desde el siglo XVI y para este proceso se siguen utilizando los mismos instrumentos antiguos, como la rueca, los bastidores, el telar de cintura, etc.
La elaboración de los rebozos de seda en Santa María del Río es una actividad familiar a la que solían dedicarse las mujeres. Los lienzos pueden ser de tres medidas, normal de 3.60 m., mediano de 2.80 m., y chico de 2.20 m.
Las mismas maniobras aplicadas por los antiguos artesanos son aplicadas ahora, entre las que destacan cerca de 30 pasos principales, que contienen alrededor de 300 diferentes acciones, que si se siguen apropiadamente se obtendrá una fina prenda, muestra del talento y de la originalidad de nuestros artesanos.
El tejido del rebozo en Santa María se ha hecho desde hace siglos en algodón y seda; últimamente, se han introducido también la artisela y los colorantes artificiales.



Ixtle
El ixtle es una fibra natural usada por nativos en la época prehispánica para tejer ropa, pero principalmente para elaborar unas redes conocidas como ayates, las cuales eran usadas por las mujeres para cargar a sus hijos pequeños en la espalda. Sin embargo, junto con los españoles arribaron al continente americano nuevos materiales, como algodón y lana, con mejores características para ser usados en prendas de vestir, acotando el uso del ixtle casi exclusivamente para elaborar costales.
Muchos años después esta situación se agudizó cuando se desarrollaron materiales sintéticos los cuales eran todavía más cómodos y en particular más baratos.
El futuro del ixtle y de las familias que vivían de esta fibra era poco alentador, hasta que el cambio climático global, causado por el uso excesivo de recursos naturales y de emisiones enormes de gases efecto invernadero, ha llevado a las sociedades de muchos países a voltear a los productos que se obtienen de manera sustentable.



Cajas taraceadas
“Taracea” es un vocablo de origen árabe que, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa “embutido hecho con pedazos de madera en sus colores naturales, o de madera teñida.
La palabra más conocida para esta técnica es una de origen francés, “marquetería”. El arte de la taracea llegó a la Nueva España con los artesanos andaluces y poco a poco se fue extendiendo a diversas regiones del país, Hacia finales del siglo XVIII se inició en Santa María el arte de la taracea, y pronto encontró su estilo propio inspirado en la naturaleza, muy diferente de la taracea de otros lugares.
Así nacieron las cajas llamadas “reboceras”, porque tienen el tamaño adecuado para guardar un rebozo, debidamente doblado.
Por lo general esta artesanía no ha variado. Los artesanos de Santa María del Río siguen haciendo cajoneras, cómodas, roperos, mesas, esquineros, arquillas, arcones y arquetas con los diseños tradicionales, y en caso de que la caja sea para las donas de la novia, les ponen las iniciales de los futuros esposos entrelazadas, y les llaman “cajas de novia”.
Actualmente las maderas que se utilizan son bálsamo, palo escrito y nogal, que dan tonos oscuros; y mora, naranjo, zapote e higuerón, que son claros.



Gastronomía
La gastronomía que es característica de nuestro municipio es la siguiente:
Campechanas

Ojos de pancha

Las campechanas fueron creación del señor Juan Hernández Salazar en el año de 1935, quien era panadero y fundó su negocio en ese mismo año junto con su esposa, la señora Genoveva González. La receta y tradición continuaron con su hijo Saturnino Hernández y su nieto.
Hoy en día este delicioso pan se vende en distintos lugares y llega a algunas partes de la República Mexicana.
Puerquitos de piloncillo
